Su paseo sentimental y bohemio recorrerá las calles de Nueva York, Lisboa, Salvador de Bahía, La Habana, París, Cádiz… a veces, incluso varias de estas ciudades en una misma canción, según los vientos le lleven a uno u otro lado. «No tenemos vergüenza ni pudor para empezar un tema con bossa nova, pasar por el tango y acabar en la salsa cubana. Lo importante es que se haga con naturalidad. Y con respeto, claro», aclara Zenet.
Para esta nueva aventura Zenet se traslada del interior del club nocturno de Nueva York a la alegría del malecón cubano. «Hemos pasado del whisky al mojito. De la noche, al día». Un disco que, como el anterior, tiene vocación de clásico. De esos que perduran en el tiempo. Un álbum más alegre y soleado en el que encontramos el swing, la habanera, el son y la milonga. En definitiva, un disco con el que vuelve a sorprender con su particular estilo.
«Yo lo retrataría como un paseo por los puertos. De alguna manera se representa en esa figura de ese personaje que hay en la portada con sombrero, que se baja de un barco y que «patea» las calles y se mete en los pequeños tugurios y escucha un fado si ha llegado a Lisboa, escucha un tango si ha llegado a Buenos Aires, una ranchera en Méjico o un swing en Nueva York. En definitiva, se trata de un personaje que escucha las músicas de cada puerto para después irse en el barco con esa idea dentro de sí mismo».
Cuando un músico dice que su segundo disco no es una continuación del primero, sino que éste era en realidad un anticipo del nuevo, esa mezcla de confianza y chulería hace que pique la curiosidad. Y después de disfrutar con detenimiento canciones como la afrancesada «Amaneció sin querer» o la retozona «Fue por casualidad», puede que tenga razón y todo.
El disco fue grabado en los Estudios Infinity de Madrid bajo la producción musical de Juan Ibañez y con músicos de primerísima fila, que acompañaron a Zenet en la extensa gira realizada a raíz del primer disco, (el guitarrista José Taboada, el trompetista Manuel Machado o el pianista Pepe Rivero) y que se han definido como el complemento perfecto a la voz, el carisma y la pasión de Zenet sobre el escenario. Y la misma exquisita producción, llena de matices y de delicadeza en momentos, y con la fuerza de un ciclón en otros. A partir de este momento colaboran músicos que estaran en futuras fomacioes Pepe Rivero, Moises Porro, Raul Marquez.
Asi como colaboradores de lujo que ya pertenecen al universo zenetiano como Yelsy Heredia (contrabajo) Antonio Serrano (Armonica)
«Queríamos el empuje y la frescura del directo, sin la dictadura de la claqueta. Así que la chicha del disco se hizo en tres días, algo que sólo se puede hacer con estos músicos», explica Zenet, que apostilla, torero: «Ensayar es de cobardes»».
Por supuesto las letras, otro de los puntos fuertes de este artista, siguen a cargo del gran poeta Javier Laguna, que ya escribiera las del disco anterior y que en este disco nos deja perlas como «Ella era mala, pero fue la mejor» (Ella era mala), o «No lo dudes, llámame y luego cuelga, llámame como si fuera, que te has equivocado» (No lo dudes), o «Amaneció sin querer, y con la luz, lo vimos claro» (Amaneció sin querer).